Hileras de libros
rellenan cada hueco, antes vacío, de mi estantería pulida en madera. Diferentes
colores por fuera, diferentes historias por dentro; no hay ninguno igual. La
emoción y ansiedad de fantasear dentro de ellos me derrite. No puedo evitar
coger uno y abrirlo, para que ese fuego que arde dentro de él, se apodere de mi
cuerpo. La lluvia y el frío pierden importancia, mis mejillas toman un color rosado,
dándome así más vida que felicidad, aunque no me viene mal un poco de las dos.
Sí, la lluvia desaparece por completo de mi cabeza, una vez que el libro está
expuesto para una lectura tranquila y placentera, pero no esa música que me
apoya. Sobre todo, me ayuda a levantar cabeza, a adentrarme más en estas
páginas y páginas formadas por preciosas palabras. Me apoyo en el marco de la
puerta, flexiono las rodillas y en un pasajero instante, estoy sentada sobre el
ardiente suelo; después de meditarlo unos segundos, creo que la que arde en
ganas soy yo. Relajo los hombros, respiro hondo, exhalando todo el olor de las
hojas de libros nuevos, recién salidos del cascarón. Centro la mirada en las
palabras escritas; mi mente se pone en práctica, haciéndome a entender lo que
estoy leyendo. El libro no se ciñe al habla coloquial, usa expresiones tan
maravillosas que no hace falta obligarme a sonreír, curvo los labios con tal
facilidad que me sorprende. Tan insignificantes por fuera y tan llenos de magia
por dentro... Nosotros, en cambio, los seres humanos, si se nos puede denominar
así, somos almas condenadas por la sociedad a vagar sin un rumbo fijo por este
camino llamado vida; en parte, envidio a estos textos encerrados en páginas,
pero con libertad de expresión extrema. Por eso mismo, lo único que se me
ocurre cuando, bajo la lluvia, veo a todo el mundo correr y esconderse, es
posarme sobre el mojado suelo, deleitarme con la belleza de los libros, y,
básicamente, lo que es pasar de la gente.
Entre líneas, también hay palabras que no se dejan ver tan directamente, por eso tenemos que aprender a ver la belleza donde creemos que no hay.
Creo que es de tus mejores entradas. No sé si por cómo la has escrito o por lo que trata, pero definitivamente me ha encantado. Ha sido un grandísimo placer leer estas líneas, entre las cuales he corroborado una vez más que eres una gran escritora.
ResponderEliminarTe espero por mi blog, Laura! http://imaginaydesea.blogspot.com.es