Fingió una sonrisa a la gente curiosa que la miraba. Alternaba la mirada entre el escenario y la pequeña pieza de sol que finalmente en un par de segundos se hundió bajo los altos álamos que ella observaba. Volvió la vista de nuevo, persistió con ojos cansados y pupilas dilatadas centrándose solo en las luces que estallaban y llenaban de luz y alegría el claro donde se había planeado el concierto. Lento, suave y calmado, la música fue aumentando su ritmo. Mientras ella se movía danzante acunada por los empujones de la multitud, cerraba los ojos y disfrutaba en silencio, como siempre había echo.
La invadió una sensación de infinita felicidad al darse cuenta de que lo que necesitaba no era a él, no era el amor que le brindaba o el cariño que mostraba, lo que respetaba sus decisiones o lo fiel que se había mostrado siempre, todo lo que él reunía y el hombre perfecto que decía ser al final fue en vano, la abandonó. Se dio cuenta de que lo que necesitaba era esa melodía fantasiosa, ese pedacito de alma que sonreía al ver la imagen de su amor aparecer ante sus ojos, era esa margarita que colgaría de su pelo una tarde entre risas, no necesitaba palabras bonitas, necesitaba el silencio compartido que a veces es la mejor respuesta.
Dejó caer es pequeña parte de ella que tantos años había sufrido y ahora ella se movía acorde con la multitud.
He seguido el consejo de Yaiza separando los párrafos y creo que se os hará menos pesado leer, por cierto, de paso gracias a Yaiza que siempre está por aquí. Como siempre espero comentarios y que disfrutéis leyendo.
Me encanta este texto y como transmites las ideas y todo...
ResponderEliminarP.D. ¿Podrías pasarte por mi blog : http://directionerforaday.blogspot.com.es/ ?
Hace tiempo que lo tengo y me gustaría que me dijeras que te parece, gracias.
Me encanta pequeña, consigues absorber mi atención. (;
ResponderEliminarMe encanto la entrada y tu manera de escribir, HERMOSO blog
ResponderEliminarBesos Y Suerte!