25 may 2012

La intensidad de una simple nevada.

Algo tan simple como dejarse llevar por la fantasiosa melodía de los tiempos de antes, se ha echado a perder. Tan simple y tan pasajero como un suspiro. Apenas lo notó. La llegada del invierno significaba que otro año había pasado, esa era su medida de tiempo. Los días no pasaban demasiado rápidos para su gusto, aunque tampoco lo sabía. La noche, era la noche, el día, era el día, pero, ¿Cuanto había pasado desde que se destruyó a si misma? A veces, solo escasas veces, tentaba ha mostrar una mera señal de sentimiento alguno pero, al fin y al cabo, ¿A quién le importaba? Era un cuerpo con corazón latente, pero con alma vacía. Recorría el espacio que ocupaba la nieve con su mirada profunda. Abría los ojos expresivos que la caracterizaban y se limitaban a observar. Y así, pasó su vida. Los copos son los únicos que despertaban algún sentimiento en ella, que tampoco ocupaba la categoría suficiente como para nombrarlo. En ella, provocaba una reacción, y no pudo evitar sentirse identificada. Esas pequeñas bolas de nieve parecían insignificantes, pero para ella lo eran todo, para ella significaba que estaba viva.
Los copos... Consistentes, sostenibles, fuertes, aparentan ser indestructibles, se mueven rápido y se desplazan con ligereza por el aire, pero cuando alcanzan el suelo, se rompen.Y no llegan a levantarse nunca. Igual que ella.
Juntos, componían un extenso camino blanco tan hermoso que parecía inimaginable a la vista, fluía calle abajo, y ella se deleitaba con esa belleza que escaseaba. Intensamente inimaginable. Bajó, se arropó más y salió. Los pies se le hundían en la esponjosa nieve y las huellas se borraban conforme avanzaba. Por una vez, obtuvo el don de la palabra, del sentimiento mutuo, aunque fuera con algo inerte y frío. Se sentía entre iguales, eso le agradaba. Lo meditó, y llegó a la conclusión de que los copos mueren tan rápido como nacen, ella no. ¿Fácil verdad? No tanto. Si los dos eran iguales, ¿Porqué no se había desvanecido ya? Se consumían, se ablandaban, se destruían, ¿Porqué ella no? Intentaba buscarle una solución, pero cuando miraba, veía el aire vacío.
Que acabara igual que ellos, o similar, era de esperar. Que cambiara y luchara por vivir, era algo imposible. Mejor dicho, improbable.


La magia de ver más allá de las pequeñas cosas. De la intensidad de una simple nevada.




1 comentario:

  1. Escribes super bien me encantan estas entradas y la nieve ^^ boy a seguirte me sigues?? http://historiasdelanocheyeldia.blogspot.com.es/2012/07/1-orfanato.html#comment-form

    ResponderEliminar